domingo, 13 de abril de 2008

Ande o no ande...

El otro día mientras observaba un escaparate vi en su interior a un hombre comprando un teléfono móvil y me vino a la memoria mi primer móvil. La emoción me comía por dentro. Por fin pude apreciarlo, parecía frágil siendo tan pequeño. Era incluso mejor que lo que aparentaba en la caja. Era el que sería mi primer móvil. Aquel pequeño aparato era una fuente de felicidad, que utilizándolo parecías alguien importante. Con el tiempo su empleo fue extendiéndose entre todo tipo y clase de gente. Ahora es común encontrarse con alguien hablando por el móvil en cualquier lugar. Es tan común que incluso en varios lugares han prohibido su empleo.

Estos teléfonos parecen habernos invadido. Los hay miles y parece que nuestra existencia esta ligada con ellos. Las compañías telefónicas nos bombardean continuamente con publicidad que trata de hacernos creer que sin ellos no eres nadie. Lo peor es que parece hacer efecto porque prácticamente todo el mundo ha visitado alguna tienda de telefonía móvil. Te los presentan bonitos, con tantas cosas que en breve las instrucciones se suministraran por tomos. Los científicos han sido capaces de meter en un aparato de esos cámaras, pantallas táctiles, juegos, Internet, GPS... Se puede decir que son ordenadores de bolsillo.

El hombre que vi estaba frente a una docena de teléfonos, observando las fichas con sus características y parecía preocupado porque al parecer ninguna cumplía lo que esperaba. Lo más seguro es que solo lo quisiera para llamar, como mucho para enviar mensajes pero él necesitaba el mejor de todos. Y como este hombre más de uno sufre dolores de cabeza por no tener el mejor teléfono. Parece que no se dan cuenta de que es lo que las multinacionales buscan para forrarse. Algún día esta fiebre tecnológica parará ya sea porque tiene lo último no les aporte lo suficiente o porque no tengan dinero para permitírselo. Y cuando eso nos ocurra a todos el mundo será un poquito mejor.

No hay comentarios: