Desde su descubrimiento el dopaje ha sido y es un tema que causa gran polémica. Dopaje sería la administración de substancias que el cuerpo no produce, con el fin de mejorar los resultados de un deportista. Hoy en día esta totalmente prohibido y a más de un deportista le a causado graves problemas.
Creo que la culpa de que este fenómeno exista es del público, es decir, nuestra. Somos nosotros los que exigimos a los deportistas que den más de sí. En las olimpiadas, queremos que alguien bata el récord anteriormente establecido. En el ciclismo queremos ver subidas sensacionales y mejoras de marcas. En el fútbol un partido rápido y con varias jugadas. Cada vez queremos ver más, pero las personas no evolucionan como nuestros deseos, y acaban administrándose drogas para darnos lo que nosotros queremos.
Es verdad, que todos ellos pueden negarse en el momento en que les den estas drogas. Lo que ocurre es que eso podría suponer el fin de sus carreras. Ya que todos saben que si ellos no las toman, vendrá alguien más espabilado y se atreverá a hacerlo.
Por culpa del dopaje muchos deportistas han acabado físicamente destrozados. Para otros a quienes han descubierto en estas acciones se ha terminado su sueño. Y para el público tampoco s agradable ver cómo el ganador del tour d Francia se tiene que quitar el mallot amarillo después de ganarlo, o cómo un futbolista pierde dos años metido en juicios.
Al parecer, todos estamos en contra de estos actos. Entonces lo lógico sería pensar que a los deportistas les gusta tener que tomar estas medidas. Sin embargo estoy segura de que a ninguno le hace gracia tener que drogarse y estar presionado constantemente.
Para solucionar este problema, creo que debemos demostrar a los deportistas que seguiremos apoyándolos y disfrutando de ellos por mucho que no hagan lo que nadie hasta ahora ha conseguido. Y más que a ellos a sus patrocinadores, entrenadores y médicos, que al fin y al cabo son quienes les hacen llegar a estos extremos. Porque hasta que no estamos dispuestos a recibir sólo lo que cada uno d ellos puede llegar a darnos, la presión seguirá aumentando y tendremos que admitir el dopaje.
Creo que la culpa de que este fenómeno exista es del público, es decir, nuestra. Somos nosotros los que exigimos a los deportistas que den más de sí. En las olimpiadas, queremos que alguien bata el récord anteriormente establecido. En el ciclismo queremos ver subidas sensacionales y mejoras de marcas. En el fútbol un partido rápido y con varias jugadas. Cada vez queremos ver más, pero las personas no evolucionan como nuestros deseos, y acaban administrándose drogas para darnos lo que nosotros queremos.
Es verdad, que todos ellos pueden negarse en el momento en que les den estas drogas. Lo que ocurre es que eso podría suponer el fin de sus carreras. Ya que todos saben que si ellos no las toman, vendrá alguien más espabilado y se atreverá a hacerlo.
Por culpa del dopaje muchos deportistas han acabado físicamente destrozados. Para otros a quienes han descubierto en estas acciones se ha terminado su sueño. Y para el público tampoco s agradable ver cómo el ganador del tour d Francia se tiene que quitar el mallot amarillo después de ganarlo, o cómo un futbolista pierde dos años metido en juicios.
Al parecer, todos estamos en contra de estos actos. Entonces lo lógico sería pensar que a los deportistas les gusta tener que tomar estas medidas. Sin embargo estoy segura de que a ninguno le hace gracia tener que drogarse y estar presionado constantemente.
Para solucionar este problema, creo que debemos demostrar a los deportistas que seguiremos apoyándolos y disfrutando de ellos por mucho que no hagan lo que nadie hasta ahora ha conseguido. Y más que a ellos a sus patrocinadores, entrenadores y médicos, que al fin y al cabo son quienes les hacen llegar a estos extremos. Porque hasta que no estamos dispuestos a recibir sólo lo que cada uno d ellos puede llegar a darnos, la presión seguirá aumentando y tendremos que admitir el dopaje.
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