domingo, 30 de marzo de 2008

Cerrado por vacaciones


Acabo de volver de París, cuidad en la que he pasado un poco más de una semana, y que por cierto me parece una cuidad preciosa, y me encuentro con una pila de trabajo pendiente de hacer. No es que sea de esas que lo deja todo para el último día, es que no me ha dado físicamente tiempo para hacerlo antes. Puede que haya algo de resentimiento o de enfurruñamiento en estas palabras pero de verdad parece que muchos profesores se olvidan de que los alumnos, al igual que ellos, necesitamos descanso, y las vacaciones son vacaciones para todos.

La semana santa por ejemplo, 10 días, 10 días en los que miles o tal vez millones de personas -no tenemos más que ver las kilométricas carabanas que se forman en las carreteras- aprovechan para tomarse un descanso, desconectar y relajarse. Pero en vez de eso, los alumnos nos encontramos con una pila de libros y cuadernos, tareas pendientes, exámenes inminentes, en resumen, trabajo, trabajo y trabajo. Y si además tienes pensado aprovechar esta semana para, que sé yo, cambiar la decoración del cuarto, ordenar la ropa, o simplemente dedicarse un poco de tiempo a uno mismo, olvídate. En mi caso, el viernes salí hacia París para volver el sábado a las 12 de la noche, por lo que me encuentro con que he tenido tres días para descansar y hacer todas las pendientes. Quizá a algunos pueda parecerles suficiente, pero a mí realmente se me ha hecho imposible descansar, acabar con las migrañas, y a la vez hacer todo el trabajo: física, mate, lengua, dibujo, historia, los trabajos de la academia etc. Todo esto, teniendo en cuenta que los días antes de vacaciones han estado marcados en rojo en nuestras agendas debido a los diversos exámenes que hemos tenido. Pero, haciendo caso de Marian, vamos a dejar a un lado la experiencia personal, que no es más que eso, un caso particular, para finarnos en lo general. Pues la realidad es que este afán por mantener a los alumnos atareados se extiende a lo largo de toda la península y en todas las edades, pues hasta los chavales de 10 u 11 años vuelven a casa con las mochilas cargadas y repletas de deberes. Los hay de nuestra edad también que, por ejemplo han tenido seis comentarios de lengua para hacer en semana y media, esto claro esta, sin contar con el trabajo del resto de asignaturas. Tener en cuenta que cada cometntario nos debería llevar una hora y media, que multiplicado por seis son nueve horas. Si cada profesor mandase esa cantidad de trabajo los alumnos tendrían que pasar casi la mitad del día haciendo deberes, cuando deberían estar de vacaciones. Los profesores, sin embargo, parecen irse muy tranquilos de vacaciones sin nada que hacer, si bien es cierto que algunos se llevan una pila de exámenes para corregir. Y esto se da en todo tipo de vacaciones, puentes etc. pues da lo mismo que los días de fiesta sean cuatro que los profesores, con la excusa de que “hay puente así que tenéis más tiempo” se apresuran a mandar listas interminables de ejercicios, problemas, fichas, trabajos etc. como nos ocurrió, por ejemplo, a todos nosotros, las Navidades pasadas.

Como ya he dicho, yo veo realmente importante dar tiempo y de tregua para salir, hacer sus cosas y olvidarse durante unos pocos días del instituto, colegio etc. y la responsabilidad de ello recae sobre los profesores, que son quienes condicionan las vacaciones de sus alumnos, al fin y al cabo. Por eso creo que deberían pensar algo más en sus alumnos y en su necesidad de tiempo libre y reducir la cantidad de trabajo que nos mandan, para así respirar un poco más aliviados.

1 comentario:

Ipira EDS dijo...

Coincido en parte, sí...


Me has tomado la delantera, pretendía colgar un texto sobre eso hoy, que la montaña de deberes que se me ha acumulado sobre los hombros me ha inspirado... En fin. Puede que aún lo cuelgue... Después de todo, parecido sí, pero no es igual.

Un saludo.