sábado, 1 de marzo de 2008

Praga


Praga es una ciudad acogedora, una ciudad que te permite disfrutar de sus calles y sentir el frió en la cara. Una ciudad que se asoma a la prosperidad, una ciudad llena de ilusiones y deseos. Una ciudad dividida por el río Vltava, separando la ciudad en dos, con enormes puentes que la unen. Una ciudad que intenta huir de aquel régimen comunista, centrándose en el capitalismo.

Las calles están llenas de vagabundos, que creían en aquel régimen comunista que hoy en día ha desaparecido, y se han quedado en la calle sin nada, con la esperanza de que los turistas les echen alguna moneda. Y aquellos judíos que sufrieron del geto, vuelven a sus casas, a sus barrios, a sus sinagogas… vuelven a ser libres. Los antiguos edificios del imperio austro-húngaro, nos demuestra el poder y riqueza que tuvo en el reinado de Carlos IV. Y alejándonos de la ciudad, vemos bloques de viviendas de hormigón que nos delatan los años de injusticia y represión vividos.

Pero la gente mayor, aquellos que vivieron con cartilla, sin libertad, con represión… siguen con la mirada triste, con aquella pena que tuvieron que vivir y luchar, tantos años. Y ya una vez todo superado, aun tienen esperanza en aquel comunismo que les corto las raíces. Pero las nuevas generaciones, luchan por ello, luchan por el progreso, por el desarrollo dentro de la unión europea. Luchan por el progreso de su país, intentando olvidar lo que a pasado y dejándolo en una historia que alimento a su pueblo.

1 comentario:

Obenque dijo...

Ante todo los mullidos asientos de tranvía, que invitan a una cabezadita...