lunes, 31 de marzo de 2008

Y... ¿Cuándo es cuestión de confianza?

Cuando, hablando con las amistades, se saca el tema de los celos, siempre encuentro las opiniones más dispares: mientras que hay parejas que no toleran siquiera una miradita de sus compañeros hacia alguien del sexo opuesto, hay quien admite que éstos vayan a ver una película con algún amigo o amiga sin ningún tipo de problema. En opinión de la gente celosa, muchas veces, las amigas del novio no son más que pelanduscas que quieren quitarles al chico. Los chicos celosos ven como una afronta que otro macho dominante pueda acercarse a su conquista. Véase la ironía, por supuesto, no quiero que se me tache de retrógrada. Nada más lejano a la realidad.

Lo cierto es que dicha actitud siempre me ha parecido curiosa, por no decir divertida: sí, lo confieso: me he reído ante las estúpidas escenas de celos a las que una tiene a veces que asistir. Problemas en los que una de las dos medias naranjas grita sulfurada, gravemente ultrajada, y en las que la otra tiene que jurar y perjurar no haber cometido pecado alguno, y que suelen acabar en escenas amorosas con suficiente azúcar como para llenar una piscina de almíbar.

Para empezar, creo que es importante concretar lo que para mí tiene como significado la palabra pareja: un concepto complicado de definir, y que a su vez puede reducirse a una sola palabra: confianza. Pareja es sinónimo de confianza. Es tener a alguien en quien confiar lo suficiente como para poder ser la mejor de las amistades, combinada con la relación estrecha que requiere una persona especial. Alguien a quien poder aburrir, y por quien ser aburrido. A quien querer, y por quien ser querido. Se reduce a un círculo constante de dar y recibir, de forma recíproca, desinteresada y relajada, en el que desde luego, no entra en ningún momento la palabra "posesión". De hecho, si creemos en la igualdad de todos los seres humanos, es un hecho inmoral querer controlar la vida de alguien que creemos inferior a nosotros... tan superiores que tenemos derecho de poseer a otra persona. No, al menos, para mí... Respeto es otro concepto fuertemente ligado a la idea "pareja".

Por lo tanto, y una vez aclarado ese punto, creo que queda bien claro cual es la postura que adopto ante los celos; por definición, y en el campo en el que tratándose de parejas se puede usar, no son otra cosa que desconfianza ante la actitud que el compañero sentimental pueda tomar frente a otra persona que le resulte atractiva. Y cierta sensación de sobreprotección posesiva.

Y por eso, muchas veces, ante los berrinches que veo entre muchas parejitas supuestamente felices y acarameladas, sonrío con sarcasmo... Porque me parece alucinante que toleren siquiera un tratamiento así por parte de personas que se supone que tanto los quieren... Yo, personalmente, ante una situación de desconfianza tan evidente, no puedo evitar sentirme realmente molesta. Y es eso, y no caer bajo los picotazos de los celos, lo que me parece una afronta: el que alguien que se supone que te quiere, te respeta y confía en ti crea que vas a estar dándole una puñalada trapera... Al final, se supone que en esta vida estamos para disfrutar, que, bien mirado, el cielo puede ser fantástico, tan fantástico que nadie ha querido volver para confirmarlo... pero por eso mismo también, no hay evidencia que justifique su existencia. Y no veo una buena perspectiva para pasar la brevedad de la vida la amargura de pensar que nos van a traicionar, que nos van a abandonar. Los celos llevan a la insatisfacción, a la incertidumbre y a la tristeza. Y, para estar saliendo con las tres penas... ¿No sería mejor, acaso, salir con la soledad?

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