domingo, 30 de marzo de 2008

Desengaños


...Porque, aún cuando dicen que la esperanza es lo último que se pierde, yo creo que no es cierto. Cuando deseamos algo que creemos imposible, de hecho, con sólo tomarlo por inalcanzable estamos denegándonos toda esperanza de alcanzarlo... Y no nos queda más que una sombra de nuestros deseos, una ilusión por un futuro que en el fondo, sabemos que es poco probable que vaya a ocurrir.

...Porque nuestra cordura nos lo advirtió. Porque alguien relacionado con ello nos lo ha negado. Porque las amistades no lo han recomendado. Porque las leyes lo prohíben... Muchas razones son las que asesinan la luz que nos impulsa a seguir. Sin embargo, dicen que soñar es gratis, y lo es, en cierto modo, hasta que nuestro sueño se cae desde la altura angelical de las nubes, y como castillo en el aire que es, se destroza contra el suelo, fragmentándose en miles de pedacitos que salen disparados como si de un cristal estallando se tratara.

Y volviendo a lo de "soñar es gratis"... Yo no lo creo así. Después de todo, soñar es crear ilusiones, y los castillos en el aire no caen en un desierto cuando se destrozan contra el suelo. Revientan cerca de nosotros, si no sobre nuestras propias cabezas, y sus esquirlas atraviesan nuestra carne, nuestros anhelos... Y sobre todo, nuestras esperanzas. Y todos los sueños anteriormente prisioneros de esa ficticia fortaleza quedan libres, y arremeten contra nosotros furiosos por encontrarse sin hogar. Y entonces, sufrimos. Y pagamos el amargo precio de soñar, el desengaño.

Y es en esos días en los que, simplemente, no apetece respirar... Sólo sentarse en un sitio solitario a comer algo que nos guste; o tal vez pasear por algún lugar que nos agrade y nos parezca similar a nuestro castillo perdido, acariciando algún objeto que sirva de recordatorio por unos días pasados, que, sin duda alguna, eran mejores... O, por supuesto, dormir.

Y he ahí la ironía, amigos: cuando nuestros sueños nos traicionan, pensamos en dormir para olvidar... Sin darnos cuenta de que, en el instante en el que cerremos nuestros ojos, cansados de todo sueño, volveremos a soñar...

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